En ocasiones nos encontramos, dentro de nuestras organizaciones y también en nuestras propias vidas con que el tiempo vuela, nos sumergimos en la actividad diaria y ya ha pasado, vuela, ya estamos en mitad del año.

Acaba Junio, empieza Julio, en nada Agosto y en esas ya estamos en Septiembre. Es verdad que cada vez menos empresas cierran en Agosto, pero no deja de ser un periodo, que puede ser de hasta dos meses, en los que no está todo el mundo y por un lado o por otro no acabamos de tener normalidad operativa.

Estamos en mitad del ejercicio.

Como buenos empresarios, solemos tener claros los 4 datos clave para saber dónde estamos, nuestros propios indicadores, los famosos KPIs de los consultores.

Perfecto, hagamos un alto y revisemos:

Puede que el primero sea un objetivo de ventas, alcanzar un+10%, con un buen desglose por áreas y productos, que también haya otro de margen, ¿un +5%?, igualmente analizado por áreas y productos, otros objetivos serán de personal, organizativos, competitividad, o de inversión.

Probablemente, tengamos también un segundo nivel de parámetros para medir la salud de nuestra empresa.

Pero aún y así, sigue existiendo un gran mundo de factores que contribuyen a que esos datos, sí esos 4 datos, sean los que han de ser y vayan por donde han de ir.

Por lo mismo que paramos a analizar cómo va el año, hay que empezar a planificar y definir los objetivos del próximo ejercicio.

Quizás es un buen momento para plantearse esas otras cosas que puedan no tener un evidente impacto, “no son críticas”

Por poner algunos ejemplos, son,

• Aquellos procesos y el “siempre se ha hecho así”,
• Esos proveedores “, ya nos funcionan” y “siempre que hemos probado otros nos han dado problemas”
• El equilibrio en estructura financiera, largo plazo financia a largo plazo
• La gestión de tesorería, cobros a clientes.
• Puntualidad y calidad de la información
• ..…

Con todo esto, lo que queremos decir, es que para mantener el nivel de excelencia y de éxito de la empresa, es necesario un seguimiento operativo permanente pero que vaya más allá de las circunstancias del momento y sus dinámicas.

Hay que ser capaces de identificar los posibles problemas y oportunidades, y si el corto plazo, ese día a día que vuela, nos impide un análisis sosegado y en profundidad, no deberíamos dejar de considerar la posibilidad de acudir al asesoramiento externo.

No se trata de montar la revolución en la empresa, pero sí de que todo fluya cada vez con mejor, no sólo reparar sino también mejorar.

Con ese espíritu, desde el área de Consultoría de Deyfin Anteo ETL, les ofrecemos nuestros servicios para desarrollar esos proyectos de mejora, con actuaciones muy localizadas y de rápida implementación, en aquellas áreas con deficiencias ya detectadas.

Pudiendo también colaborar en un análisis de mayor profundidad que permita identificar los problemas y oportunidades, consiguiendo una mejor definición de los objetivos a largo y medio plazo de la compañía.